Preguntas Frecuentes
Aquí encontrarás las preguntas que frecuentemente nos realizan en consulta:
Niveles altos de estrés pueden reducir las posibilidades de fecundación del óvulo de forma natural, así como de aumentar el riesgo de aborto espontáneo. Pero a pesar de eso, el estrés como único factor limitante se reduce al 5% de los casos.
El motivo de la influencia negativa del estrés en relación a la reproducción humana se debe a los cambios hormonales a los que se ve sometido el organismo ante la situación de estrés, segregando niveles elevados de hormonas como la adrenalina o el cortisol entre otras, que alteran el correcto funcionamiento de otras hormonas que actúan directamente sobre la ovulación (prolactina, hormona luteinizante, etc ); aunque debemos tener en cuenta que el estrés es un factor que afecta tanto a mujeres como a hombres (por ejemplo la hormona luteinizante también regula la producción de testosterona en el hombre).
Los anticonceptivos hormonales siempre han estado rodeados de mitos y falsas teorías. Entre ellos la creencia de que las mujeres que usaron la píldora durante muchos años tendrán problemas de esterilidad a largo plazo una vez finalicen el tratamiento. Pero esta afirmación es falsa y no tiene ninguna base científica. Algunas mujeres sí pueden presentar ciertos desajustes en la menstruación mientras su organismo se reequilibra, que nada tienen que ver con la disminución de su fertilidad.
Por otro lado, hoy en día muchas mujeres deciden ser madres a una edad en la que la reserva ovárica ha disminuido considerablemente (>35-37 años) lo que hace que las posibilidades de embarazo también disminuyan. Este hecho puede relacionarse de manera errónea con la finalización del tratamiento anticonceptivo y la disminución de la fertilidad.
La obesidad tiene un efecto negativo sobre la fertilidad, tanto de la mujer como del hombre. Además, aumenta el riesgo de sufrir distintas enfermedades y trastornos: síndrome de ovario poliquístico, abortos, trastornos en la menstruación, infertilidad (se multiplica por tres el riesgo de padecer infertilidad) y complicaciones durante el embarazo.
Las posibilidades de éxito con el empleo de las Técnicas de Reproducción Asistida son mucho menores en pacientes obesas, ya que presentan resistencia a las hormonas que se emplean durante los tratamientos. Esto implica que el número de ovocitos conseguidos será también menor, y de peor calidad.
Una vez conseguido el embarazo aumentan los riesgos de complicación durante el mismo y también puede tener repercusiones negativas sobre la salud del recién nacido, incluso a largo plazo.
En el hombre, la obesidad influye negativamente en la calidad seminal (menor volumen seminal, menor concentración de espermatozoides, menor movilidad, etc.).
Lo ideal es tener un índice de masa corporal (IMC) < 30 para los hombres y < 25 en las mujeres, y llevar un estilo de vida saludable.
A medida que pasan los años la reserva ovárica, que marca la fertilidad de una mujer, va disminuyendo. Hasta los 30 años se considera que la reserva ovárica posee una gran cantidad y calidad de ovocitos que asegurarán el embarazo, mientras que a partir de los 35 años comienza a descender de forma importante. Por lo tanto, la fertilidad de una mujer es inversamente proporcional a su edad.
Sin embargo, hoy en día, muchas mujeres retrasan la maternidad hasta edades consideras avanzadas (>35 años), por lo que sus óvulos son de peor calidad y es más difícil conseguir un embarazo. También aumentan las dificultades de implantación en el útero y el riesgo de abortos espontáneos. Por estos motivos, en estos casos recomendamos recurrir a la preservación de la fertilidad.
La reproducción asistida es el “conjunto de técnicas y tratamientos médicos que facilitan el embarazo cuando este no se consigue de forma natural”.
Los centros médicos de fertilidad están dotados de modernas instalaciones y equipos altamente especializados en métodos de diagnóstico y tratamiento de problemas de esterilidad y personal altamente cualificado.
Además de parejas heterosexuales, a estos centros pueden acudir mujeres solteras o parejas lesbianas. En estos dos últimos casos, además de la reproducción asistida deberán recurrir también a la donación de semen. Por el contrario, los hombres, tanto solteros como parejas, tendrán que utilizar una gestación subrogada (prohibida en España). En cualquier caso, y ante cualquier anomalía relacionada con la esterilidad, es preferible acudir a ginecólogos especialistas en reproducción porque en el estudio de la esterilidad se incluyen pruebas que no se realizan en las exploraciones ginecológicas habituales.
Los tratamientos de fertilidad más habituales son: inseminación artificial, fecundación in vitro y PGT (test genético preimplantacional).
Si transcurrido un año de relaciones sexuales regulares, sin protección, aún no se ha conseguido un embarazo, se puede empezar a sospechar de la existencia de alguna alteración.
Se puede acudir al centro de reproducción asistida de forma inmediata en los siguientes casos: si la mujer tiene ciclos menstruales irregulares, alguna patología uterina conocida o es mayor de 35 años. También si alguno de los progenitores tienen alguna enfermedad hereditaria o alteración genética que pueda afectar al embrión o al niño.
Existen algunos procedimientos para los hombres que han recurrido a una vasectomía pero que desean ser padres de nuevo.
Una opción sería someterse a una intervención quirúrgica conocida como reversión de la vasectomía o vasovasostomía, que consiste en volver a unir los conductos deferentes para permitir el paso a los espermatozoides. Esta intervención se realiza en quirófano bajo anestesia general.
Un procedimiento más sencillo sería la biopsia testicular, realizada por el especialista en Urología, con anestesia local y que no requiere hospitalización. Consiste básicamente en extraer una pequeña muestra del testículo y comprobar si siguen existiendo espermatozoides. En caso de ser así, de las muestras obtenidas se extraen los espermatozoides que serán utilizados en la fecundación in vitro, microinyectando uno por óvulo mediante la técnica ICSI. Las muestras pueden ser aptas para su congelación y uso posterior o no ser aptas y debe repetirse la biopsia en el momento de la obtención de los ovocitos.
Una variante de este procedimiento es la aspiración de espermatozoides.
La posibilidad de complicación grave es mínima.
Una de las posibles complicaciones es el llamado síndrome de hiperestimulación ovárica, que raramente ocurre en inseminación artificial sino más bien en los ciclos de fecundación in vitro, ya que las dosis de medicación hormonal son mayores. La finalidad del tratamiento hormonal es la de estimular la respuesta ovárica para conseguir que aumente el número de óvulos maduros. Pero, en algunas mujeres esta respuesta ovárica es excesiva y los ovarios aumentan de tamaños llenándose de líquido.
Actualmente y mediante los protocolos y medicaciones disponibles la incidencia de esta alteración es mínima.
Otro posible riesgo de la fecundación in vitro, sería el de provocar un embarazo múltiple, pero este riesgo se minimiza al transferir un solo embrión.
Haber tenido un aborto espontáneo no disminuye las posibilidades de un embarazo después del mismo. Sin embargo, cuando el aborto es provocado o con legrado, puede ocurrir que surjan complicaciones o infecciones, que podrían ocasionar problemas en el útero y en ocasiones dificultar un embarazo posterior.
Si. Tras realizar seguimiento a miles de niños nacidos en el mundo por estas técnicas (Inseminación Artificial, Fecundación In Vitro, Congelación y Descongelación de Embriones, Microinyección Espermática) se ha comprobado que tienen los mismos riesgos de alteraciones genéticas, malformaciones, etc. que en la población normal.
Desgraciadamente, las listas de espera para realizar tratamientos de fertilización en la Sanidad Pública son cada vez más largas. Muchas parejas que llevan más de un año esperando la primera consulta de reproducción asistida, se ven obligadas a volver a esperar durante meses los resultados de las pruebas y el estudio del caso.
Por el contrario no hay demora para una primera visita en las clínicas privadas.
Es importante, en caso de tener resultados de pruebas previas, que las aportes a la consulta para agilizar el proceso de diagnóstico y poder iniciar el tratamiento en la mayor brevedad posible. Habitualmente los tratamientos se inician con el ciclo menstrual por lo que puedes programar la realización del tratamiento para el mes o ciclo que más te convenga.
Muchas pacientes dudan si guardar reposo o no durante el proceso de fertilización, y temen que por no hacerlo puedan expulsar los embriones que se han introducido en el útero. La creencia de que es mejor guardar reposo absoluto después de realizar una transferencia embrionaria no tiene base científica, al contrario, según los estudios, el reposo total no aumenta las posibilidades de embarazo. Se recomienda llevar una actividad física normal.
La actual Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Asistida permite transferir hasta un máximo de tres embriones en una misma transferencia.
Pese a ello, las transferencias habituales se realizan con un solo embrión de buena calidad (dos en algunos casos concretos) para minimizar el riesgo de embarazo múltiple.
La aplicación de la medicación hormonal, utilizada para conseguir la estimulación ovárica controlada, resulta más cómoda y sencilla de lo que puede parecer, y lo puede hacer la propia paciente, en casa. En la clínica le enseñaremos cómo realizarlo y aclaremos todas sus dudas. En caso de preferirlo puede recurrir a ayuda de su pareja o familia.
Se realiza por vía subcutánea mediante inyecciones diarias en la zona abdominal (la mayoría de las mujeres suelen notar molestias como hinchazón abdominal leve, tensión mamaria, cambios de humor y otros síntomas parecidos a los del síndrome premenstrual).
No, el hecho de tratarse de un embarazo conseguido mediante reproducción asistida no hacen que el embarazo y/o el parto sea considerados de riesgo. Los criterios de riesgo son los mismos que para los embarazos naturales.
Las causas de la esterilidad en las mujeres pueden ser muy variadas, pero siempre ocurren por problemas relacionados con los óvulos. Entre otras causas podemos destacar: problemas endocrinos que afectan a la producción de óvulos, obstrucción de las trompas de Falopio, anomalías en el cérvix como pólipos o miomas, malformaciones uterinas o endometriosis.
De forma relativamente frecuente sucede que, durante el ciclo menstrual, el endometrio (capa interna del útero) crece de manera anormal fuera de la cavidad uterina, como ovarios o trompas de Falopio, dando lugar a sangrados y dolor agudo. Esta patología crónica, pero benigna, puede provocar esterilidad.
Si tienes sospechas de que puedes padecer endometriosis debes acudir a tu ginecólogo especialista para que recabe las pruebas pertinentes, ya que suele ser una alteración difícil de diagnosticar.
No es lo mismo esterilidad que infertilidad a pesar de que habitualmente se empleen ambos términos para referirse a lo mismo.
Cuando hablamos de esterilidad nos referimos a que no se produce la fecundación entre óvulo y espermatozoide o cuando, en el caso de que se produzca la fecundación, el embrión no arraiga. Mientras que nos referimos a infertilidad en los casos en que, una vez se ha formado el embrión, éste no es capaz de acabar de desarrollarse y el embarazo no llega a término porque se produce un aborto.